LuzyMew

 Se trataba de una relegada Alma, su luctuoso enclaustro entre Alfa y Omega.   Una Alfa difusa y lejana, una Omega precaria y desesperada. Dos lindes entre las que cualquier mente postrada sería capaz de perder cuenta de su senda y extraviarse a manos de la negligencia y la barbarie.   Aquella Alma no tenía más senda que la que se presentaba bajo sus cuidadosos pasos de plomo sobre arena de delirio, en un camino cerrado, agónico, como la interminable entelequia de la muerte, aquella que concede un dulce ímpetu ilusorio.   Carente de más compañía que su propia mente hambrienta, una que